Srebrenica



Esta matanza de civiles en el contexto del desmembramiento de Yugoslavia es un icono de la guerra de los Balcanes. Se ha contado mil veces, pero pocas veces se ha relatado completamente lo qué sucedió, y sobre todo cómo y porqué. Aquí van algunos apuntes.



La guerra comienza con la secesión unilateral y el ataque a las tropas federales por parte de Eslovenia y va experimentando una escalada a varias bandas. En los momentos previos al ataque a Srebrenica, la situación de la Federación Yugoslava era desesperada: la Operación Relámpago de los nazis croatas, muy bien armados, derrotaron en sólo treinta y dos horas a las tropas serbias en la República Serbia de la Krajina, realizando una limpieza étnica a fondo, hecho que fue ignorado y silenciado por toda la prensa occidental. Naturalmente, los inútiles soldados de la ONU (cascos azules  jordanos y nepalíes) no movieron un dedo para impedir las matanzas.



Dada la reactivación del conflicto, y a un nivel tan brutal, en Bosnia el general Mladiç decidió lanzar una ofensiva contra Srebrenica y Zepa: hacía tiempo que la ONU y la OTAN habían aceptado que estos sectores (además de Gorazde) debían desaparecer, cuadrando con los planes norteamericanos para simplificar el reparto de zonas en vista a un posible acuerdo de paz. Respecto a la información que poseían los Estados Unidos (vía la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional), se sabe con certeza que tenían información acerca del próximo ataque, por fuentes de inteligencia y el sistema Sigint de interceptación electrónica: los planes al detalle obraban en poder de USA (y por lo tanto la OTAN) desde hacía al menos tres semanas antes del ataque. Informaciones que vieron la luz después de la guerra dan cuenta que el general Mladiç recibió autorización explícita para atacar los enclaves.

 
"Los tigres de Arkan"
 La operación, denominada Krivaja 95, por la parte serbia no tuvo una gran entidad (recordemos que sus tropas se hallaban diseminadas por toda la ex república federal), contando apenas con 10 vehículos blindados, por lo que las tropas federales debieron emplearse a fondo para atacar a la 28ª División de la Armija (el ejército bosnio), mientras que tropas paramilitares, entre los que destacaron los llamados “Tigres de Arkan” fueron quienes se dedicaron al casco urbano y comenzaron la masacre. En cinco días cayó Srebrenica, ante la mirada impasible (una vez más) de los cascos azules (esta vez holandeses), que contemplaron cruzados de brazos sobre sus tanques la matanza realizada por los paramilitares y algunos soldados regulares que se sumaron por su cuenta a la masacre.




Hasta aquí la historia. Pero la gran pregunta es… ¿porqué?.  En el cercano enclave de Zepa hubo combates, por supuesto, pero los civiles fueron trasladados en camiones y no se produjo ninguna matanza. ¿Qué tenía de especial Srebrenica? La respuesta al parecer es tan antigua como la guerra: odio y venganza. La guarnición de esta ciudad había lanzado con anterioridad hasta setenta ataques contra ciudades serbias (especialmente grave el perpetrado contra la ciudad de Glogova, donde todos sus habitantes fueron degollados y sus casas destruídas), pero el incidente que quedó marcado a fuego en la memoria serbia fue el de la navidad ortodoxa del 7 de enero de 1993, cuando la guarnición local de la Armija musulmana arrasó varios pueblos alrededor de Srebrenica, pasando a degüello a sus habitantes. Para colmo, fiel a su estilo, la Unión Europea y el departamento de Psi-Ops de la OTAN se encargaron de distribuir a las agencias de noticias occidentales filmaciones de las fosas comunes llenas de cadáveres serbios… diciendo que eran fosas de musulmanes asesinados por las tropas federales yugoslavas, y estas imágenes se emitieron hasta el hartazgo, en una operación de propaganda que Belgrado no podía contrarrestar. Así que cuando las tropas paramilitares entraron en la ciudad, se desató el odio y el desquite, y una vez que ocurren esas cosas adquieren su propia dinámica, y nadie estaba por la labor de detenerlos.

 
Paramilitares no identificados rumbo a Srebrenica

Hay más, mucho más, por supuesto: el papel del gobierno de Sarajevo, la insensata política del bosnio Nasel Oric de atacar enclaves serbios sin el menor valor estratégico, sin pensar en las posibles represalias, el contar como asesinados a milicianos caídos en combate… pero esto es común en todas las guerras. Y mucho habría que hablar del papel de los “buenos”: la venta de armas a Eslovenia, Bosnia y los terroristas del UÇK de Kosovo en pleno “embargo” por parte de países pertenecientes a la Unión Europea, cómo Eslovenia se fue de rositas, cuando fue el detonante de la guerra, el papel de la OTAN, que no contenta con destruir infraestructuras militares en Belgrado, bombardeó la embajada china, destruyó el Hospital Central de Belgrado, incluída su maternidad y causó un número no cuantificable de bajas civiles al destrozar la red eléctrica mediante bombas de grafito, lo cual supuso la desactivación de los hospitales, el agua corriente, etc…



Creo que no hace falta que añada que no estoy intentando justificar la matanza de Srebrenica, sino sólo explicar qué y cómo pasó (aunque no faltará quien interprete lo que se le dé la gana, como siempre). Fue un horror, y seguramente la División del Drina debió haberle parado los pies a los paramilitares, pero las guerras son muy fáciles de explicar a posteriori, no cuando todo el mundo está pegando tiros y llueven bombas por todos lados. En fin, un espanto más de los que te hacen dudar acerca de la condición humana.

Fuentes:    “La Fábrica de fronteras”, Francisco Veiga

                  “The Muslim-Croat Civil War in Central Bosnia” - Charles R. Sharer

                  “Post 9/11 Implications for Bosnia” - Evan F. Kohlman

                  “The Centre for Peace in the Balkans” - Senad Pecianin y Vildana Selimbegovic

                  “Muslims slaughter their own people” - Leonard Doyle

                  “Intelligence and the war in Bosnia” - Cees Wiebes

                  “How the CIA Failed in Bosnia” - Charles Lane y Tom Shanker

                  “End game. The betrayal and fall of Srebrenica” - David Rohde

La foto



La mujer de la foto sonreía. No estaba sola, miles, decenas de miles de fotos la rodeaban en un montón inmenso: orgullosos y marciales soldados, niños pulcros con pantalones cortos y grandes moños, ancianos que miraban serios esa máquina que no entendían del todo. Y ésa era sólo una de las montañas: fatigadas pirámides de zapatos con los cordones anudados inútilmente, esperando aún el trajín de sus dueños, pilas y más pilas de ropas variopintas, de mujer, de hombre, de niño. Y un surtido caótico de cochecitos de bebé, gafas, llaves, plumas estilográficas, maletas con los nombres de sus dueños… un universo entero de cosas que alguna vez fueron animadas por manos y cuerpos  tragados por el olvido. Pero no podía dejar de mirar la foto de la mujer sonriente, y aunque en el enorme recinto imperaba un silencio sepulcral, quise taparme los oídos para no oír más los angustiosos alaridos de terror cuando se cerraba la puerta, se apagaba la luz, y comenzaba el siseo.


©Todos los derechos reservados

Crédito: Museo de Auschwitz-Birkenau
 

Sólo palabras



A salvo abrigado invulnerable en la oscuridad roja y el latido poderoso y rítmico. La expulsión del paraíso (la única verdadera) la inconsciente felicidad de la infancia donde la muerte no existe. El dolor placentero y dulce de la adolescencia el entrar a tropezones y codazos en eso que dan en llamar madurez con retazos de sueños en el alma. Y seguir y seguir y seguir con Ella esperándonos pero con los sueños a cuestas el corazón batiendo y lágrimas en los ojos.




©Todos los derechos reservados

Mis últimas novedades literarias



Para poneros al tanto, he aquí la lista de mis escritos en el último mes. Sé que no podéis vivir sin saber qué ando tramando.

"La vida sexual de los percebes" (estudio zoológico)

"La siembra de nabos en Jallalabad" (ensayo indescriptible)

"Influencia de los cátaros, los albigenses y los bogomilos en la cocina cisterciense en el siglo XIV" (ensayo gastronómico)

"El ataque de los extraterrestres caníbales" (pieza teatral)

"12/11/2015-14/12/2015". (Memorias)

"La conspiración de los Templarios amigos de Da Vinci" (novela)

"Catálogo de los pastores protestantes de la iglesia de Southwestwrnworhillhallibour entre los siglos XV y XX" (enumeración o congerie)

"El Aleph" (plagio descarado)

"Estudio comparativo entre las tribus escandinavas y los aborígenes australianos" (ensayo etnográfico-demencial)

“1.269 poemas de amor y una canción desafinada” (poemario)

“Biografías no autorizadas de Pocholo y Godofredo de Bouillon” (Biografía, claro… ¡es que hay que decirlo todo!)

“Construye tu propia Estrella de la Muerte” (bricolaje)

“Los festines de Calígula y sus hermanas” (pornografía barata)

“Cómo adiestrar a su ornitorrinco” (hobbies y naturaleza)

“Manual de uso de la lavadora Blancomatic 1300” (trabajo a sueldo)

Como veis, mi producción literaria es incesante. Voy a terminar con el síndrome del túnel carpiano.



Irlanda, mi isla



¿Recordáis el irlandés de “Braveheart” que decía que Irlanda era suya? Mentía. Irlanda es mía, y os voy a hablar un poco de ella.
Apenas aterrizado en Dublín, ya recibes tu primera lección: esta ciudad es en verdad Báile Atha Clíath, la “ciudad amurallada por un lado”. Efectivamente, siendo sus fundadores los Wykings, nada tenían que temer del mar, así que la amurallaron sólo en la parte que miraba tierra adentro. Es una ciudad partida en dos por el río Liffey, y plana, de casas, no pisos enormes, a escala humana. Invita a pasear. Hay muchas formas de saborearla. Para quien conozca la larga lucha por la independencia está llena de símbolos: el castillo, donde operaba el servicio de inteligencia inglés y donde tantos patriotas fueron torturados y asesinados, la GPO (Oficina General de Correos), donde el nacionalista gaélico Padraigh Pearse leyó la declaración de la Independencia en la fallida Revolución de la pascua de 1916, siendo luego asesinado junto a los otros firmantes sin juicio ni nada que se le pareciera y donde podemos admirar hoy una magnífica estatua de Cú Chulainn, uno de los héroes mitológicos de la Isla Esmeralda, los Collins Barracks, sitio histórico hoy museo donde estuvieron encarcelados la mayoría de los grandes patriotas,  el cementerio de los Héroes, el bellísimo monumento a los Caídos, donde las almas en forma de cisne abandonan sus cuerpos... 
 
Pub en Dublín
Pero mi isla es mucho más antigua. Podéis dirigir vuestros pasos al Trinity College, donde además de gozar de su enorme biblioteca podréis admirar el Book of Kells, el libro iluminado medieval de estilo irlandés puro que se conserva en el mundo (cada día se le da vuelta una pagina), o extasiaros en el National Museum ante la tumba de un Wyking, espadas y hachas medievales, el oro de los Celtas... Para los amantes de la arquitectura religiosa tenemos la Iglesia de Santa María y sobre todo la Catedral de San Patricio, la más grande de la isla, con 90 metros de nave y repleta de recuerdos históricos. Si tras el atracón de cultura e historia queremos juerga, estamos en el sitio indicado. Temple Bar es una opción, con decenas de pubs, aunque mi favorito está a una manzana de distancia, en el Happiness Bridge. Allí hay cerveza de la buena, gente amable y alegre y los viernes y sábados noche música en vivo, aunque en esto hay para elegir, ya que los dublineses son al parecer músicos naturales, y muchas veces gente aficionada que toca en la calle por afición hace que se te encoja el alma sólo con un whist y un bodhran.

Podría extenderme más, pero eso será en otra ocasión. Ahora alquilamos coche (en mi opinión, la mejor opción), así añadimos un toque de aventura e incertidumbre a nuestro viaje al conducir por el lado contrario. Parada imprescindible si vamos al sur: Cashel. Las ruinas del castillo abadía, rodeada de campos verdes, sumida en la niebla, erizada de cruces celtas, con el graznido de los cuervos y la tumba con motivos Wykings de Brian Boru, primer Rey de Munster pueden hacerte retroceder en el pasado de la mejor manera, os aseguro que sales de allí mudo, por no estropear el hechizo con palabras. Siguiendo hacia el sur, llegamos a la ciudad rebelde por antonomasia, la pesadilla inglesa: Corcaigh, Cork por mal nombre. Desgraciadamente todo lo vemos o casi es moderno, ya que en la Guerra Tan los delincuentes indultados en Inglaterra y enviados a Irlanda a sembrar el terror (los tristemente célebres Black and Tans) quemaron la ciudad hasta los cimientos. Pero hoy se alza orgullosa, con una magnífica universidad que os recomiendo visitar y una visita imprescindible: el castillo de Blarney. Allí se encuentra una piedra que según la tradición si la besas recibes el don de la elocuencia (yo la he besado y me he vuelto más parlanchín, pero no más sabio. El ser elocuente no implica que lo que digas sea mejor). 

The Ring of Kerry

Corcaigh es la lanzadera hacia el Gaeltach, la zona de habla gaélica. Cuando entras allí, un cartelón en la carretera te lo advierte: Inglés..bye, bye!! Los nombres de los pueblos, las calles, los comercios...todo en gaélico. Pero que esto no os desanime, los irlandeses son la gente más hospitalaria que he conocido y nunca tendréis problemas por el idioma (ni aunque ignores el inglés). Siguiendo hacia el Oeste está la bravía costa desgarrada que mira al Atlántico. El Ring of Kerry es una zona de belleza indescriptible, azotada por un viento incesante que llega del mar. Allí la alternancia de nubes, sol, lluvia, niebla...crean un ambiente realmente mágico, con colores como nunca habías creído posibles. Y es sólo la antesala de mi sitio favorito: la península de Dingle. Salvaje, como un puñal que se clava en el flanco del Océano, con playas enormes y solitarias, azotadas por un viento que te mantiene en pie aunque te dejes caer hacia delante. A cada recodo, un pueblecito multicolor de bravos pescadores, y los ecos de la historia por doquier: las torres redondas, donde los monjes medievales pusieron a salvo mucha de la sabiduría de Occidente mientras en el continente casi se había olvidado el uso del latín, el Gallarus Oratory, un curioso oratorio en forma de barca invertida construido sin argamasa en el siglo IV y que aún hoy se conserva absolutamente impermeable, la Iglesia de San Brandan, donde las cruces conviven con las estelas celtas cubiertas de caracteres ógmicos...


Ya más al norte, Galway, y uno de los paisajes más impresionantes del mundo: los acantilados (cliff) de Moher. Casi cien metros de caída en absoluta vertical, como si la costa hubiera sido cortada a cuchillo. Y la bahía donde los náufragos de la Armada Invencible fueron asesinados en la playa por los ingleses y una placa en castellano rememora aquella matanza...

Incesante Irlanda. Me abstengo de hablar del Ulster ya que no iré allí mientras siga invadido, y que conste que me he dejado centenares de cosas en el tintero. Pero confío en haber picado la curiosidad de algún lector para que alguna vez visite mi isla. Desde luego, cuenta con mi permiso.